domingo, 23 de mayo de 2010
PUERQUITO TONTO...
Un mendigo estaba recostado bajo la sombra de un árbol cuando a un hombre rico se le estropeó el coche. Mientras el chofer estaba reparando el coche, el hombre rico vio al mendigo haciendo la siesta. Era un día hermoso, soplaba una brisa fresca. El hombre rico se sentó junto al mendigo y le dijo:
-¿Por qué no trabajas?
-¿Para qué? -le preguntó el mendigo.
El hombre rico se sintió un poco incómodo:
-Para tener un buen saldo en tu cuenta bancaria.
Pero el mendigo le volvió a preguntar:
-¿Para qué?
El hombre rico se irritó:
-¿Para qué? Para que cuando seas viejo puedas retirarte y descansar.
¡Ya estoy descansando ahora! -dijo el mendigo-. ¿Por qué esperar a viejo? ¿Para qué todo este absurdo de ganar dinero para tener un buen saldo bancario para finalmente descansar?. ¡Ya estoy descansando ahora! ¿Por qué esperar?
¿Por qué has de esperar a que llegue la noche? ¿Por qué esperar por una cerveza? ¿Por qué no bebes agua y la disfrutas?...
Puedes beber agua con tal entusiasmo, con tal devoción, que se convierta en vino. En la ceremonia zen del té, es tal la ceremonia, es tal la presencia que incluso el té se convierte en algo extraordinario: el té ordinario se transforma. Los actos ordinarios pueden transformarse; un paseo matinal puede ser embriagador. Y si un paseo matinal no puede convertirse en algo embriagador es que hay algo en ti defectuoso. El simple hecho de observar una rosa puede ser embriagador. Si una rosa no puede embriagarte, nada puede embriagarte. Mirar los ojos de un niño puede ser embriagador.
Aprende cómo vivir el instante gozosamente. No busques resultados, no los hay. La vida no va a ninguna parte, no tiene objetivos. La vida no es un medio para lograr una meta. La vida sucede simplemente aquí y ahora. Vívela. Vívela totalmente, vívela conscientemente, vívela gozosamente y te sentirás plenamente satisfecho...."